Vintage inspiration: ¡Ondas al agua, capitán!
Jan 21st, 2014 by Aldouspi

En el post que dediqué a al chignon, muchas de vosotras os lamentabais por tener el pelo demasiado corto para recogidos. Prometí daros solución al problema, ¡y aquí os la traigo! 
Ondas al agua, elegantes, de aire retro y aptas para todos los públicos. 
¿Aprendemos a hacerlas?

 Las ondas al agua, conocidas como “finger waves” en inglés, deben su nombre (tanto en un idioma como en otro) a la técnica que se utilizaba para lograrlas: Con el pelo humedecido y ayuda laboriosa de los dedos, se lograban estas maravillas. Las tenacillas facilitaron y agilizaron el trabajo a los peluqueros con el paso del tiempo, pero a pesar de los adelantos la manera manual no ha dejado de utilizarse dados sus buenos resultados. 
Propias de las décadas de los años 20 y 30, las ondas al agua siguieron presentes en décadas posteriores decorando largas melenas además de las cabelleras cortas que les dieron la fama. Pueden aplicarse en todo el cabello o únicamente en la parte delantera para dar algo más de personalidad al peinado. Pueden combinarse de mil maneras diferentes y no están reñidas con ningún corte de pelo (a excepción de los rapados, ¡claro!).
 Hay muchas maneras de hacer ondas al agua.
En este post vamos a hacer repaso de algunas de ellas, tres para ser más exactos, de tal forma que podáis elegir la que más os guste o resulte más fácil. ¡Comenzamos!
Manera tradicional 
 Necesitaremos:
– Un peine de púas finas
– Pinzas (preferiblemente) u horquillas
– Paciencia
– Un difusor de agua para ir humedeciendo el cabello según lo vayamos necesitando
Humedecemos el pelo (no lo queremos chorreando recién salido de la ducha, pero sí húmedo) y lo peinamos y desenredamos con ayuda del peine de púas finas. Una vez listo, dividimos el cabello en dos partes, dejando la raya a un lateral o en el centro. 
Comenzamos a partir de la raya peinando en forma de “C” un mechón de pelo. Una vez dibujada la “C”, llevamos el peine hacia abajo y con ayuda de los dedos empujamos hacia arriba el pelo que hemos traído hacia abajo para crear una pequeña cresta. Ahora que tiene forma de “S”, retiramos el peine y sujetamos la “S” con los dedos hasta colocar una pinza que sujete nuestra onda. 

Trabajamos el lado opuesto de la misma manera (podemos dejar solamente los dos laterales trabajados y ondular las puntas del resto del cabello, hacer un recogido u ondular toda la cabeza), aplicamos laca y dejamos que se seque hasta que las ondas hayan quedado fijadas. Retiramos las pinzas y… ¡tachán! Ya tenemos nuestras ondas listas para lucir. 
Nota: Podemos hacer un par de ondas grandes o varias pequeñas, todo depende de la cantidad de cabello que trabajemos, pero debemos tener en cuenta que a mayor cantidad mayor dificultad tendrá la onda a la hora de fijarse. 
Con ayuda de las tenacillas
Me consta que existen tenacillas preparadas para hacer en un solo paso tres ondas seguidas (tenacilla triple). Son sobretodo material de peluquería y obviamente no hay una en cada casa. Pero que no cunda el pánico, porque podemos sacarle partido a las tenacillas que ya tenemos y lograr unas ondas caseras bastante aceptables de una manera muy sencilla.

 

Necesitaremos:
– Unas tenacillas 
– Horquillas 
– Un secador
En esta ocasión no necesitaremos que el pelo esté húmedo (de estarlo, sufriría muchísimo más el paso de las tenacillas). Aplicamos un poco de protector de calor por el cabello y dividimos el pelo en dos partes. Seleccionamos un mechón delantero y lo dividimos en dos. 
Ondulamos cada una de las partes con ayuda de las tenacillas de la misma manera para que queden iguales. Unimos los dos mechones y dibujamos una sucesión de ondas a lo largo del rostro fijándolas con ayuda de horquillas. 
Una vez colocadas, pasamos el secador en modo aire frío a la velocidad mínima por todas las ondas para fijar la forma sin necesidad de laca. Acto seguido retiramos las horquillas y acomodamos el peinado con ayuda del peine. ¡Listo!
Con ayuda de una trenza de escalera

La verdad es que hasta hace bien poco no sabía qué era una trenza de escalera, y mucho menos que gracias a ella se podían obtener unas ondas la mar de definidas en muy poco tiempo. No os asustéis, es más fácil de hacer de lo que parece.

Aunque parezca difícil, es lo más sencillo que os podáis imaginar. Consiste en hacer una trenza de tres cabos normal y corriente (la trenza de toda la vida) que no esté demasiado apretada. Una vez terminada, separamos las puntas de los tres cabos (una para la derecha, otra para la izquierda y otra nos quedará en el centro). Sujetamos el cabo central y pellizcamos el punto de unión de los tres cabos. Ahora lo único que tendremos que hacer es deslizar por el cabo central los otros dos mechones hasta la raíz. Por si no os ha quedado del todo claro, aquí tenéis un tutorial en el que se ve paso a paso cómo hacerlo.

Como podéis ver, dos mechones quedan marcados con una onda totalmente definida. Son estos mechones los que podremos aprovechar para hacer unas ondas y decorar nuestro peinado. Podemos hacer tantas trenzas como queramos a lo largo de todo el cabello o simplemente trabajar la parte delantera.

¡Y esto ha sido todo! 
Espero que os animéis a probar las ondas al agua durante estas fiestas. 
Acompañadas de unos labios en tono burdeos y ojos ahumados son una opción más que acertada para una ocasión especial. ¿Os animáis a dar las campanadas con ondas al agua?

Diario de Una Pin Up Frustrada

Vintage inspiration: ‘El tiempo entre costuras’
Dec 3rd, 2013 by Aldouspi

Muchas de las adaptaciones de novelas u obras de teatro a la gran (o pequeña) pantalla, suelen defraudar. Ya sea por extrema exquisitez de los críticos o del público, ya sea por escaso cuidado de los que se han encargado de llevar a cabo la versión audiovisual de la obra. A veces defrauda el guión, a veces el casting, otras el vestuario… Pocas veces se consigue contentar al público y a los lectores. Sin embargo y por fortuna, no siempre es así. ‘El tiempo entre costuras’ es una de esas grandes excepciones. 
La trepidante historia de Sira Quiroga y sus andanzas más allá del estrecho de Gibraltar, nos han emocionado a todos aquellos que hemos tenido el libro entre las manos. La novela nos hizo adentrarnos en una España convulsa y descubrir un mundo nuevo en el protectorado español en Marruecos, seductor y exótico, que parece haber pasado desapercibido en la historia. Los escenarios, los personajes… María Dueñas nos describe con mimo hasta el último detalle para facilitar a nuestra imaginación el viaje. Y cuando terminas de leer la última página, cuando crees que todo ha acabado al cerrar el libro, surge la posibilidad de deleite con la adaptación de la novela a una serie televisiva de algo más de diez capítulos.  
Tal es el mimo que desprende la adaptación, que parece que la novela se ha basado en la serie. Hasta el más mínimo detalle ha querido cuidarse para hacer de ella una obra maestra: Personajes, localizaciones, atrezzo, maquillaje, peluquería… Y, cómo no, vestuario.
La evolución de Sira se traduce también en su vestimenta. Sus orígenes de humilde costurera madrileña van dando paso a una prometedora modista de alta costura en África, las prendas se vuelven más sofisticadas, al igual que los recogidos y el maquillaje. ¡Y qué decir de sus clientas! La crema de la crema de la alta sociedad alemana e inglesa se dejan caer por su taller sorprendiendo con su elegancia y el glamour de la década de los treinta.
Un vestido impecable, un conjunto de dos piezas o un pantalón de pata de elefante. Un tocado, un pañuelo, pelo suelto o bien ondas al agua… Tanto Sira como el resto de los personajes nos sorprenden cada día con un look impecable gracias al trabajo de todo un equipo dedicado en cuerpo y alma a darle ese toque de magia a los personajes. 
Si el libro nos hizo soñar, la serie nos hace sentirlo. Un paseo por el mercado, una prueba en el taller de Sira, un picnic en la playa y un baile con amigos al son de una gramola… Sentarse a ver “El tiempo entre costuras” no es sentarse a ver una serie, es disfrutar de una verdadera obra maestra al alcance del sofá de nuestra casa. 
Sí, creo que a estas alturas he dejado bastante claro que soy una fan absoluta y empedernida de esta serie… Pero es que pocas veces puede una disfrutar de una maravilla como ésta, ambientada además en la deliciosa década de los treinta… ¡Cada capítulo es una clase maestra de estilismo!¿Cómo no iba a gustarme?

Diario de Una Pin Up Frustrada

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